Muchos me han preguntado qué pienso del nuevo espectáculo que los casi cincuentones Iron Maiden inauguraron el pasado 28 de mayo en Liubliana. Considero que es innecesario extenderse demasiado sobre la lista de canciones en sí misma o las escenografías (en las que los Maiden sobresalen sin discusión alguna, sin importar el caso): cada uno habrá formado sus propias opiniones, ya que en esta era de redes sociales y compartición global parece que ya lo hemos visto todo. La cantidad de videos, fotos, impresiones y curiosidades sobre el nuevo montaje ya está ampliamente disponible en internet. Pero, como soy un poco anticuado y tuve la oportunidad de asistir al segundo concierto de la gira en Praga, me permití el “lujo” (por desgracia, hoy en día lo es) de desconectarme de las redes sociales durante dos días y experimentar la emoción de ir a un concierto sin saber nada de antemano, como solía ser hasta finales de los años 90.
Con los planes alterados por el Covid, Iron Maiden no pudo permitirse un espectáculo dedicado por completo a su último esfuerzo en el estudio, “Senjutsu”. Así que encontraron una solución al incluir tres canciones del nuevo álbum en la recuperación de la gira anterior (“Legacy of the Beast“) y este año tuvieron la idea de combinarlo con la gira conmemorativa de una de sus obras maestras del pasado, “Somewhere in Time“.
Una idea que considero tan inevitable como espectacular, de valor incalculable en términos de emociones. Pero también con mucha rabia. ¿Por qué? Por el simple hecho de que sin esa maldita pandemia, después de “Legacy”, habríamos presenciado una gira dedicada por completo a “Senjutsu” y este año la réplica de la gira “Somewhere on Tour ’86/’87“.
Una elección dictada por haber perdido dos años de conciertos en un momento en el que, desafortunadamente, el peso de los años se hace sentir en la banda, y cuando uno piensa que es mejor vivir el día a día sin poder hacer planes a largo plazo. Por lo tanto, una elección casi obligada pero no por ello menos efectiva.
El tiempo, ese tirano, fluye inexorable y no hace concesiones. El tiempo, protagonista de aquel álbum histórico que ahora nos hace entender cada vez más cuánto los chicos de Harris veían hacia el futuro incluso en aquel entonces. Como primer resultado, incluso antes de que comience la gira, los rumores y las especulaciones, respaldados por una astuta campaña de marketing, han convertido esta lista de canciones en la más esperada de todos los tiempos.
“Somewhere” nos enseñó mucho. Iron Maiden siempre nos enseña. Primero que nada, el álbum en sí mismo representó un cambio revolucionario desde el punto de vista musical, mostrándonos un lado del metal que hasta entonces era desconocido y no explorado. Luego, nos hizo estudiar un poco de historia para apreciar mejor a Alejandro Magno. Pero sobre todo, ese disco centrado en la evasividad del presente, en el futuro por construir, en el pasado que regresa, nos enseñó cómo vivir en algún lugar en el tiempo. Y es en esto en lo que me gustaría detenerme, más que en el concierto en sí, con la esperanza de que aquellos que lo lean puedan identificarse.
Partiendo de aquel joven, lleno de energía y esperanzas, con toda una vida por delante, que en diciembre de 1986 partió hacia Milán para volver a ver a sus ídolos, junto con muchos que asistían a un concierto de Iron Maiden por primera vez. “Somewhere” se convirtió desde el principio en la banda sonora de mi final de adolescencia, acompañándome a través de momentos de alegría, tristeza y crecimiento personal. Canciones como “Wasted Years” me inspiraban a seguir mis sueños, a no desperdiciar el tiempo precioso que tenía a mi disposición. “Stranger in a Strange Land” me hacía reflexionar sobre el sentido de alienación que a veces sentía, mientras que “Alexander the Great” me transportaba al pasado, abriendo las puertas de la historia.
Y ahora, después de 37 años, vuelvo a revivir aquel tiempo pasado. Al mirarme en este selfie (¡impensable en aquel entonces llevar una cámara a un concierto!), veo un rostro marcado por el tiempo, arrugas que cuentan historias y cabello que se ha vuelto blanco. La vida me ha llevado a aventuras y desafíos que nunca habría imaginado entonces. He vivido amores, pérdidas, éxitos y decepciones. Pero aún hay una llama dentro de mí, una pasión que se enciende cada vez que “ellos” suben al escenario. Sé que la banda misma ha cambiado a lo largo de los años. Los músicos han envejecido como yo, han enfrentado altibajos en su carrera, pero su dedicación a la música ha permanecido constante. Y mientras estoy allí, rodeado de miles de fans que comparten la misma pasión, me doy cuenta de que todos hemos crecido juntos, hemos enfrentado los desafíos de la vida y hemos tomado caminos diferentes, pero la música de Iron Maiden ha sido un vínculo inquebrantable entre nosotros. Ellos han sido el único punto fijo en estos treinta y siete años, la única constante desde la cual este viaje de la vida comenzó y regresó. Son el elemento inmutable que desafía el paso del tiempo y nos recuerda quiénes somos y de dónde venimos.
Así que, mientras todo a nuestro alrededor ha cambiado y la vida ha tomado diferentes direcciones, el amor por Iron Maiden ha permanecido firme e inalterable. Su música ha sabido adaptarse a las diferentes etapas de la vida, brindando consuelo, inspiración y un sentido de comunidad con sus fans.
Y así, nos encontramos “en algún lugar en el tiempo”, abrazando el pasado y mirando hacia el futuro. Iron Maiden representa un vínculo indeleble con la esencia de lo que somos y con el camino que hemos recorrido. Son la banda sonora de nuestras vidas, y mientras ellos sigan tocando, seguiremos siendo parte de su historia y ellos seguirán siendo parte de la nuestra. Cantando con Bruce, saltando y gritando junto a la multitud, me sentí vivo y joven una vez más. La banda es un puente que conecta el pasado con el presente, un llamado a esos momentos especiales que hemos vivido y que nos han moldeado. “Caught Somewhere in Time” se convierte en un mantra que resuena en la mente y en el corazón, evocando continuidad y coherencia. Es un punto de referencia inmutable, mientras todo a nuestro alrededor danzaba en el torbellino de la vida. Las palabras evocan una sensación de nostalgia y reflexión, porque de hecho, ha pasado toda una vida desde que aquel joven fan de Iron Maiden abrazó su música con tanta pasión. Se han celebrado matrimonios, han nacido hijos, carreras han sido construidas y destruidas, lágrimas han sido derramadas por aquellos que nos dejaron.
En algún lugar en el tiempo, la energía de esa juventud emprende un viaje y se fusiona con la experiencia madura. Cierras los ojos y eres un niño, los abres y eres un hombre, y los Maiden siguen ahí. Y con las primeras notas de “Blade Runner”, todo parece volver a su lugar.
No es “en algún lugar”, es más bien “siempre”.
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